Los factores externos pueden provocar tensiones desfavorables en la belleza del rostro. La cara se vuelve flácida y aparecen desfiguraciones como acné, arrugas o puntos negros.
Por ello, la limpieza facial debe convertirse en un ritual para mantener el rostro sano y bello. No es necesario acudir a una esteticista porque esta práctica puede realizarse fácilmente en casa utilizando productos naturales.
Los granos afectan principalmente a las personas, sin distinción entre hombres y mujeres, en el periodo de la adolescencia.
La piel tiene muchos folículos en los que se deposita la grasa producida por las glándulas sebáceas, taponando el folículo y provocando granos. Además de la edad, hay otros factores que pueden influir en el crecimiento de puntos negros y espinillas, como el embarazo, los cosméticos, el uso de ciertos medicamentos y el estrés.
Por lo general, los primeros granos aparecen en torno a los 12-14 años, cuando la producción hormonal aumenta o se desequilibra. Sin embargo, hay algunos casos en los que los granos se presentan como síntomas de enfermedades importantes para las que se necesitan antibióticos para erradicar el problema.
A diario, nuestra piel se satura de capas de células muertas y residuos que dan un efecto apagado, cansado y descuidado a la piel del rostro. Todo ello provoca arrugas, manchas oscuras y granos que tienden a secarse y enrojecerse.
Por lo tanto, la piel necesita respirar, estar libre, limpia y nutrida. Una vez limpia la piel, es aconsejable aplicar productos hidratantes, exfoliantes y lociones por la mañana y por la noche.
Las mascarillas también son muy recomendables para reducir la producción de sebo (mascarillas de arcilla, limón, aloe vera, etc.). Los efectos de estos ingredientes serán muy beneficiosos para cicatrizar y regenerar la piel.